martes, 3 de febrero de 2009

LA RESTAURACION DE VERDADES - PARTE II

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Nota:
Continuando con esta serie de tres publicaciones, comparto este buen artículo redactado por un miembro SUD, sin duda un miembro estudioso y serio del Libro de Mormón. Esta segunda parte, corresponde a la publicación aparecida en la Liahona de setiembre de 1989. Hace 20 años, ¡¡cómo ha pasado el tiempo!! Pero si hay una mente abierta al conocimiento y la verdad, el tiempo pasa como parte de nuestro camino hacia la eternidad.
Las imágenes las tomé de mis archivos, bajadas de las diferentes páginas SUD, si alguien sabe la autoría, hacérmelo saber para poder publicar ello, es bueno reconocer a los autores de cada imágen.
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En esta serie de tres artículos, Gilbert W. Scharffs, instructor de Institutos de Religión de la Iglesia, enumera nuevos conceptos que el Libro de Mormón encierra acerca del Salvador. En el artículo que se publicó el mes pasado, el hermano Scharffs hace un análisis del conocimiento adicional que ahora tenemos acerca del sacrificio expiatorio del Señor y déla resurrección física y universal, y lo que ambos significan para la humanidad. En este artículo, el hermano Scharffs continúa la lista explicando lo que el Libro de Mormón nos enseña en cuanto al amor que el Señor tiene por todos sus hijos.


8. El Señor siente amor por toda raza y por todo pueblo.
La Biblia dice que el Señor extiende los convenios del evangelio a todas las naciones, pero el Libro
de Mormón aclara cualquier duda que se pueda tener con respecto a si ama más a un pueblo que a otro.
Vemos que Nefi enseñó que el Señor "invita a todos ellos a que vengan a él y participen de su bondad; y a nadie de los que a él vienen desecha, sean negros o blancos, esclavos o libres, varones o hembras; y se acuerda de los paganos; y todos son iguales ante Dios, tanto los judíos como los gentiles" (2 Nefi 26:33).



9. La influencia del Salvador es tan fuerte que ilumina la conciencia del hombre.
Muchos aceptan el hecho de que los seres humanos podemos distinguir la diferencia que existe entre el bien y el mal. Pero aun así, muchos se preguntan qué es realmente la conciencia.
Moroni dijo que su padre, Mormón, enseñó que "a todo hombre se da el Espíritu de Cristo para que pueda distinguir el bien del mal" (Moroni 7:16). El hecho de que la conciencia del hombre tenga la influencia del Espíritu de Cristo nos ayuda a percibir una nueva dimensión acerca del papel del Señor Jesucristo y del ministerio que él ejerce en nuestra vida.

10. A fin de llegar a ser fieles seguidores de Cristo, debemos tener la alternativa de rechazarlo.
¿Es difícil escoger algo si no hay otra cosa disponible? La libertad de escoger es de vital importancia para que la fidelidad y la lealtad tengan valor. Lehi dijo: "Porque es preciso que haya una oposición en todas las cosas. Pues por otro modo . . . no se podría llevar a efecto la justicia ni la iniquidad, ni tampoco la santidad ni la miseria . . .
"Por lo tanto, Dios el Señor le concedió al hombre que obrara por sí mismo. De modo que el hombre no podía actuar por sí, a menos que lo atrajera lo uno o lo otro" (2 Nefi 2:11, 16).


11. La fortaleza y la libertad del Continente Americano depende del servicio que sus habitantes presten a Jesucristo.
Uno de los temas principales que trata el Libro de Mormón es que los habitantes del continente americano deben servir al Señor para prosperar.
Con respecto a esto, Moroni explicó que "la nación que la posea [la tierra de promisión de la que
habla el Libro de Mormón] se verá libre de la esclavitud, y del cautiverio, y de todas las otras naciones debajo del cielo, si tan sólo sirve al Dios de la tierra, que es Jesucristo" (Éter 2:12).
En el Libro de Mormón podemos ver cómo fueron destruidas dos antiguas civilizaciones de las Américas por haberse rebelado en contra de las enseñanzas de Cristo. Los que vivimos en esa tierra de promisión en la época actual debemos tener presente que si nos negamos a seguir al Señor, nosotros también seremos destruidos.

12. La verdadera fuente de libertad que cualquier persona o nación pueda tener es Jesucristo.
El Libro de Mormón nos enseña este principio por medio de las siguientes palabras del rey Benjamín: "A causa del convenio que habéis hecho, seréis llamados progenie de Cristo, hijos e hijas de él . . . "Y bajo este título sois librados, y no hay otro título por medio del cual podéis ser librados" (Mosíah 5:7, 8).
Tenemos esta clase de libertad, gracias al Salvador, por dos razones: (1) porque El anuló los. efectos de la Caída (y la muerte) a fin de que nosotros pudiéramos volver a vivir, y (2) porque nosotros podemos vencer los efectos esclavizadores del pecado aceptando y siguiendo a Cristo.
Lehi enseñó: "Así pues, los hombres son libres . . para escoger la libertad y la vida eterna, por motivo de la gran mediación" (2 Nefi 2:27).

13. Tanto la gracia de Jesucristo como las buenas obras (de lo cual Cristo es el ejemplo supremo) son necesarias en el Plan de Salvación.
Los miembros de La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días no tienen por qué extrañarse por la gran importancia que muchos cristianos
le dan a la gracia divina, a veces al grado de excluir el valor de las buenas obras. El Libro de Mormón nos enseña que ambas son necesarias para ganar la vida eterna, y menciona varias veces la palabra gracia. Por ejemplo, dirigiéndose a su hijo Jacob, Nefi hizo notar lo importante que es la gracia divina para la salvación cuando dijo que "ninguna carne puede morar en la presencia de Dios, sino por medio de los méritos, y misericordia, y gracia del Santo Mesías,
quien da su vida . . . " (2 Nefi 2:8). Por otro lado, Nefi también enseñó que "es por la gracia que nos salvamos, después de hacer cuanto podamos" (2 Nefi 25:23).
El hecho de que dependamos de la misericordia de Cristo para ser salvos no le resta importancia a las buenas obras. Cuando Jesucristo vino a América, instruyó a sus discípulos a que hicieran las obras de El. Dijo: "Vosotros sabéis las cosas que debéis hacer en mi iglesia; pues las obras que me habéis visto hacer, ésas también las haréis . . . "De modo que si hacéis estas cosas, benditos sois,
porque seréis exaltados en el postrer día" (3 Nefi 27:21-22).
Vemos que, en ambos casos, Jesucristo es el centro, ya sea que tomemos en cuenta la gracia de Dios, o sea, que El haya hecho por nosotros lo que nosotros no podíamos hacer por nosotros mismos, o las obras de Dios, las cuales debemos imitar.

14- El Libro de Mormón corrobora los conceptos básicos de la Biblia con respecto a Cristo.
Hay muchos que censuran la Biblia. No sólo niegan la veracidad de lo que afirma con respecto al Señor Jesucristo, sino que muchos dudan de la autenticidad de sus autores y de la veracidad histórica de muchos de sus libros. No obstante, el Libro de Mormón apoya la autenticidad de la Biblia; confirma el ministerio y las enseñanzas de Cristo que aparecen en ella, y hasta verifica
que Isaías, Malaquías y Juan escribieron los libros que aparecen con sus nombres respectivos.









15. El Dios del Antiguo Testamento es Jesucristo.
El poder de Cristo es mucho mayor de lo que la mayoría de la gente piensa. Muchos no saben que Jehová, el Dios del Antiguo Testamento, es Jesucristo porque esto no se menciona en las versiones actuales de ese registro antiguo.
Jesús dijo a los habitantes del Continente Americano: "Yo soy quien di la ley, y soy el que hice convenio con mi pueblo de Israel" (3 Nefi 15:5). Jacob enseñó que sus predecesores en Palestina "creyeron en Cristo y adoraron al Padre en su nombre" (Jacob 4:5). Por otro lado, Nefi enseñó que "el Dios de Abraham, y de Isaac, y el Dios de Jacob" sería crucificado (1 Nefi 19:10).




16. El espíritu premortal de Jesucristo era similar en aspecto a su cuerpo mortal.
La mayoría de los cristianos todavía no se han puesto de acuerdo con respecto a cómo era Jesucristo antes que adquiriera un cuerpo mortal. Algunos hasta se preguntan si realmente existió antes de nacer en la tierra. Sin embargo, más de dos mil años antes de cumplir con su ministerio mortal, Cristo se apareció al profeta del Libro de Mormón conocido como el hermano de Jared y le declaró: "He aquí, este cuerpo que ves ahora, es el cuerpo de mi espíritu .. . y así como aparezco a ti en el espíritu, apareceré a mi pueblo en la carne" (Éter 3:16).
Muchos de los profetas del Antiguo Testamento que vieron a Jehová utilizaron expresiones como
cara a cara" para referirse a él. El incidente del hermano de Jared indica que esas expresiones no eran en sentido figurado. (Véase Éxodo 33:11; Isaías 6:1).
(Continuará),



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