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Nota:
Algo que nuestro Señor Jesucristo también mostró frente a los fariseos y doctores de la ley, su indignación ante la pobreza moral, el aprovechamiento de los poderes terrenales para ejercer injusto dominio sobre quienes eran pobres e indefensos, además de torcer la verdad. Digno ejemplo a seguir como también el Profeta Jose Smith mostró un genuino sentimiento de rechazo a la inmoralidad y el abuso.
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Parley P. Pratt relató el siguiente incidente que ocurrió mientras José Smith y algunos de los hermanos se encontraban en la cárcel de Richmond:
"En una de esas tediosas noches, nos encontrábamos acostados para dormirnos después de la
medianoche, y nuestros oídos y corazones estaban doloridos por haber estado escuchando por horas las obscenidades, los horribles juramentos, las espantosas blasfemias y las conversaciones asquerosas de nuestros guardias, estando el coronel Price a la cabeza, conforme narraban unos y otros, los hechos de saqueo, asesinato, robo, etc. que habían cometido entre los 'mormones' mientras se encontraban en Far West y sus alrededores. Hasta hacían alarde de haber violado a la fuerza a esposas, e hijas vírgenes, y de haber disparado, destrozado las cabezas de hombres, mujeres y niños.
"Yo había estado escuchando hasta que me sentí tan asqueado, pasmado, horrorizado y lleno del espíritu la justicia indignada que apenas podía refrenarme de levantarme y reprender a los guardias; pero no le dije nada a José, ni a nadie más, aun cuando estaba acostado a un lado suyo y sabía que estaba despierto.
Repentinamente se puso de pie y hablando con una voz de trueno, como un león rugiente, pronunció hasta donde puedo acordarme, las siguientes palabras:
" ' ¡SILENCIO, demonios del pozo infernal. En el nombre de Jesucristo, os censuro y ordeno que
permanezcáis quietos; no viviré un minuto más escuchando tal lenguaje: Cesad de hablar o vosotros o yó moriremos en ESTE INSTANTE!'
"Dejó de hablar. Permaneció erguido en terrible majestad. Encadenado, sin una sola arma; calmado, imperturbable y digno como un ángel, se quedó viendo a los acobardados guardias cuyas armas estaban abajo o caídas en el suelo; cuyas rodillas temblaban y quienes, escurridos en su esquina, o rebajándose a sus pies, suplicaron su perdón y permanecieron callados hasta el cambio de guardia.
"He visto a ministros de justicia, vestidos con capas; magistrales, y criminales acusados frente a ellos, mientras que la vida parecía estar suspendida de un hilo en los tribunales de Inglaterra; he presenciado un congreso en sesión solemne para expedir leyes al las naciones; he tratado de concebir reyes, tribunales reales, tronos y coronas; emperadores reunidos para decidir el destino de los reinos; pero dignidad y majestad sólo he visto una vez, de pie, encadenada a la medianoche en un calabozo y en un poblado insignificante de Misurí"
Parley P. Pratt, citado en El Libro de Mormón, Instituto de Religión, Programa de Autoenseñanza, págs. 155, 156).
Nota:
Algo que nuestro Señor Jesucristo también mostró frente a los fariseos y doctores de la ley, su indignación ante la pobreza moral, el aprovechamiento de los poderes terrenales para ejercer injusto dominio sobre quienes eran pobres e indefensos, además de torcer la verdad. Digno ejemplo a seguir como también el Profeta Jose Smith mostró un genuino sentimiento de rechazo a la inmoralidad y el abuso.
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Parley P. Pratt relató el siguiente incidente que ocurrió mientras José Smith y algunos de los hermanos se encontraban en la cárcel de Richmond:
"En una de esas tediosas noches, nos encontrábamos acostados para dormirnos después de la
medianoche, y nuestros oídos y corazones estaban doloridos por haber estado escuchando por horas las obscenidades, los horribles juramentos, las espantosas blasfemias y las conversaciones asquerosas de nuestros guardias, estando el coronel Price a la cabeza, conforme narraban unos y otros, los hechos de saqueo, asesinato, robo, etc. que habían cometido entre los 'mormones' mientras se encontraban en Far West y sus alrededores. Hasta hacían alarde de haber violado a la fuerza a esposas, e hijas vírgenes, y de haber disparado, destrozado las cabezas de hombres, mujeres y niños.
"Yo había estado escuchando hasta que me sentí tan asqueado, pasmado, horrorizado y lleno del espíritu la justicia indignada que apenas podía refrenarme de levantarme y reprender a los guardias; pero no le dije nada a José, ni a nadie más, aun cuando estaba acostado a un lado suyo y sabía que estaba despierto.
Repentinamente se puso de pie y hablando con una voz de trueno, como un león rugiente, pronunció hasta donde puedo acordarme, las siguientes palabras:
" ' ¡SILENCIO, demonios del pozo infernal. En el nombre de Jesucristo, os censuro y ordeno que
permanezcáis quietos; no viviré un minuto más escuchando tal lenguaje: Cesad de hablar o vosotros o yó moriremos en ESTE INSTANTE!'
"Dejó de hablar. Permaneció erguido en terrible majestad. Encadenado, sin una sola arma; calmado, imperturbable y digno como un ángel, se quedó viendo a los acobardados guardias cuyas armas estaban abajo o caídas en el suelo; cuyas rodillas temblaban y quienes, escurridos en su esquina, o rebajándose a sus pies, suplicaron su perdón y permanecieron callados hasta el cambio de guardia.
"He visto a ministros de justicia, vestidos con capas; magistrales, y criminales acusados frente a ellos, mientras que la vida parecía estar suspendida de un hilo en los tribunales de Inglaterra; he presenciado un congreso en sesión solemne para expedir leyes al las naciones; he tratado de concebir reyes, tribunales reales, tronos y coronas; emperadores reunidos para decidir el destino de los reinos; pero dignidad y majestad sólo he visto una vez, de pie, encadenada a la medianoche en un calabozo y en un poblado insignificante de Misurí"
Parley P. Pratt, citado en El Libro de Mormón, Instituto de Religión, Programa de Autoenseñanza, págs. 155, 156).
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